viernes, 30 de agosto de 2013

Sabor y saberes… ¡una exquisita fusión!




¿Ciencia en la cocina?

Probablemente muchos (por curiosidad, hambre o necesidad) siendo aún niños, nos acercamos a la cocina y sorprendimos alguna vez a nuestra abuela preparando alguno de esos guisos inolvidables. O fuimos más allá, y nos convertimos en los cómplices materiales en la preparación de algún suculento postre. La sazón de nuestras abuelas, sin lugar a dudas es inmejorable, y algunos la recordamos con nostalgia. Pero quizás pocos nos hemos puesto a pensar en la ciencia que hay detrás de algunas preparaciones en la cocina.

Por ello en esta ocasión, nos ponemos el delantal de la ciencia para presentarles algunos resultados que evidencian maravillosas combinaciones de cocina, arte y conocimiento. De hecho, “la influencia de la ciencia en la alta cocina ha cambiado la forma en que se concibe la comida. Pero las técnicas gastronómicas que utilizan los grandes chefs también se pueden aplicar en el hogar”

Hoy en día la ciencia ya no está tan lejos de las ollas y los sartenes, y muchos cocineros han transformado sus cocinas en laboratorios. Si no lo creen, recordemos que hace poco tuvimos en Ecuador la visita de Ferrán Adrià, considerado el mejor chef del mundo por convertir la cocina en un auténtico espacio de experimentación.

Sin embargo la inquietud persiste: ¿cómo crear platos sorprendentes sin necesidad de tener un equipo costoso? Expertos en innovación gastronómica nos comparten sus conocimientos y una pizca de su experiencia:

Salmón sous-vide en el hogar

La cocción sous-vide, (que significa al vacío en francés) es una técnica para cocinar lentamente alimentos, envueltos al vacío en una bolsa plástica y a temperatura muy baja.

Esta técnica se la puede implementar fácilmente en casa, si seguimos al ex empleado de Microsoft convertido ahora en un innovador gastronómico Nathan Myhrvold, y a su libro "Modernist Cuisine at Home" o La cocina modernista en casa:

"Una forma de hacer sous-vide es con una máquina de inmersión con circulación que tiene un termostato digital. Pero nos dimos cuenta de que no es necesaria si se tiene una buena cantidad de agua caliente. Y esto funciona, por ejemplo, con una rodaja no muy gruesa de salmón, o con un filete fino. Si se llena el fregadero o una olla grande con agua caliente, hay suficiente calor almacenado para cocinar el salmón, mientras no sea un trozo muy grande". Sin embargo, si deseamos determinar la temperatura exacta del agua, podemos invertir en un termómetro digital, como lo sugiere Myhrvold en su libro.

Otro beneficio de la cocción sous-vide es que permite cocinar gradualmente, durante varios días, cortes de carne más grandes. "Con este equipo improvisado y planificando un día o dos, se puede obtener una carne poco hecha que no se pasará, tierna y con una textura asombrosa que no se consigue de otra manera".

Un queso que se derrite a la perfección

La científica gastronómica Jennifer Kimmel encontró una forma de hacer el sándwich de queso fundido perfecto, y nos lo cuenta en su libro The Kitchen as Laboratory o La cocina como laboratorio:

"El secreto radica en entender cómo las moléculas del queso alcanzan esa consistencia pegajosa justa que es la esencia de un sándwich de queso a la plancha". Algunos quesos se derriten mejor que otros. Un pH (potencial de hidrógeno) adecuado para el mejor fundido es de 5.3 ó 5.5. Esto depende de cómo se elabora el queso, pero en general el nivel de pH equilibra las diferentes interacciones de proteínas y permite un buen fundido. Utilizando diferentes variedades de quesos en el mismo sándwich -como Gouda, Gruyere y Manchego- es más fácil equilibrar el pH final del queso para conseguir calcio y proteína solubles”, nos explica Kimmel.

Job Ubbink, autor y consultor de la compañía suiza Food Concept and Physical Design, cree que la gastronomía molecular ha sido malinterpretada en los últimos años, y se asocia más a un estilo llamativo de cocina que a la exploración científica de lo que sucede al cocinar y al comer:

“Puedes introducir un termómetro en un pedazo de carne para prepararlo, algo que la gente hace desde los años ’70. Pero si quieres saber por qué debe cocinarse a una temperatura específica, entonces puedes entender qué estás haciendo y empezar a experimentar”.
Extrayendo crema al café
Haciendo pruebas con nuevas recetas de postres, el equipo de Nathan Myhrvold descubrió cómo obtener el extracto del sabor del café. Introdujeron granos enteros de café dentro de un bol de crema, y los dejaron reposar en la nevera durante una noche.

“Notamos que muchos de los compuestos del sabor del café se disuelven en grasa”, explica Myhrvold.

La grasa de la crema extrae la parte de grasa del café, mientras que el agua de la crema extrae la parte soluble de los granos, y el resultado es crema pura de café. “Se consigue un sabor a café único”, dice el experto.

Para Myhrvold, comprender la ciencia gastronómica permite experimentar en la cocina y no sólo seguir religiosamente una receta. “Se trata de explorar y de animarse a hacer cosas asombrosas e interesantes, que además son muy prácticas para preparar comida casera”.
¿Gastronomía molecular y cocina molecular son lo mismo?

Dos expertos nos ofrecen sus puntos de vista acerca de la gastronomía molecular:

Hervé This, fisicoquímico: "Es el término correcto para una ciencia que observa los fenómenos que ocurren durante la preparación y el consumo de los alimentos. El chef Gaston Blumenthal -y otros como él- se equivocan al afirmar que la gastronomía molecular ya no existe. Confunden la gastronomía molecular (ciencia) con la cocina molecular... Que aún existe".

Job Ubbink, asesor gastronómico: "El término sugiere asociaciones positivas y negativas. Se percibe como algo apasionante en el contexto de la innovación de alimentos y platos, pero se asocia a un estilo de cocina más bien artificial. Cocina con base científica o experimental sería quizás mejor, ya que enfatiza que se refiere a comprender y experimentar al cocinar".

Fuente:
Tomado del original publicado por Helen Briggs, BBC Mundo

Gustavo Benavides
Museología Educativa
Museo Interactivo de Ciencia

viernes, 23 de agosto de 2013

Gimnasia circense para nuestro cerebro


El malabarismo mejora el cerebro

Con acertada sabiduría nuestros abuelos decían: “una mente ocupada es una mente feliz”.  Pero no solamente es felicidad lo que logramos, sino que además procuramos bienestar, salud y desarrollo para nuestra materia gris, y para nuestro cerebro en su totalidad.
Las actividades que demandan cierto grado de complejidad, como por ejemplo el malabarismo, producen cambios significativos en la estructura de nuestro cerebro, tal y como lo afirma una investigación realizada por científicos de la Universidad de Oxford. En este estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience, se encontró un aumento del 5% en la materia blanca cerebral. “La materia blanca es una parte del cerebro formada por fibras nerviosas que contienen mielina, la sustancia que permite transmitir más rápido los impulsos nerviosos”



El estudio encontró una mejora en la materia blanca de los malabaristas

Los científicos responsables de este trabajo tienen la esperanza de que los resultados de esta investigación contribuyan a desarrollar tratamientos para enfermedades degenerativas, como es el caso de la esclerosis múltiple.
Erróneamente pensamos que al convertirnos en adultos nuestro cerebro detiene su desarrollo, pero como lo afirma la Dra. Heidi Johansen-Berg quien dirigió esta investigación, “descubrimos que la estructura del cerebro puede cambiar…el cerebro acondiciona su propio sistema de conexiones neuronales para operar de manera más eficiente”

Materia blanca, materia gris y su papel en el aprendizaje

“La materia blanca del cerebro contiene grupos de fibras largas que transmiten impulsos eléctricos de una neurona a otra. Se trata de una red enorme y densa de vías y confluencias.”



Trabajos preliminares ya han demostrado que la práctica de nuevas habilidades que involucren la interacción de nuestro cuerpo y nuestra mente (como los malabares), pueden contribuir a cambios en la materia gris, lugar en donde se lleva a cabo el procesamiento cerebral.
Lo que aún no se conocía es si estas nuevas prácticas tenían alguna incidencia sobre la materia blanca.
“En el nuevo estudio, los científicos utilizaron un método llamado imágenes de resonancia magnética de difusión (RMD), que puede medir el movimiento de las moléculas de agua en el tejido cerebral, para ver si los malabarismos podrían cambiar la materia blanca del cerebro.”
Para este estudio trabajaron con 24 individuos que nunca antes habían realizado malabarismo: doce personas fueron sometidas a un entrenamiento especial para realizar al menos dos ciclos de la famosa “cascada de tres pelotas”. El otro grupo continuó con su vida normal. Sin embargo, los dos grupos sí fueron sometidos a análisis cerebrales por escáner, antes y después del estudio.
Luego de seis semanas de entrenamiento, “se encontró en el cerebro de los malabaristas un aumento del 5% en la materia blanca de la sección posterior del cerebro llamada sulcus intraparietal”.

Hilando fino a través del estudio

Según la doctora Johansen-Berg "las imágenes de resonancia magnética son una forma indirecta de medir la estructura del cerebro, así que no podemos estar seguros de qué es lo que está cambiando exactamente cuando esta gente aprende".
"Futuras investigaciones deben mostrar si estos resultados reflejan cambios en la forma o número de fibras nerviosas, o crecimiento en la capa aislante de mielina que rodea a las fibras. Por supuesto, esto no significa que todos debemos empezar a hacer malabarismo para mejor nuestro cerebro, afirma la científica.
Podemos retar a nuestro cerebro, llevando a cabo otras actividades que involucren coordinación viso-motriz, como es el caso del baile, la capoeira  o algún tipo de deporte extremo.
Por su parte, la profesora Cathy Price del Centro de Neuroimágenes Wellcome Trust afirma que "es muy emocionante ver evidencia de que el entrenamiento puede cambiar las conexiones de la materia blanca en el cerebro humano".

Fuente:
Tomado del artículo original publicado por BBC Ciencia


Gustavo Benavides
Museología Educativa
Museo Interactivo de Ciencia

viernes, 16 de agosto de 2013

Nuevas luces sobre el arte en el Renacimiento




Una nueva técnica ha permitido revelar detalles de obras del Renacimiento jamás detectados antes.

El método utiliza reflejos de baja intensidad de luz infrarroja. Sin embargo, a diferencia de técnicas actuales que también usan ese sector del espectro de luz, el nuevo sistema genera muy poco calor, algo importante para evitar daños a las obras de arte.

La técnica, que se denomina Cuasi-Reflectografía Termal (TQR, por sus siglas en inglés) es descrita en detalle en un estudio en la revista Optics Express.

El método es el más novedoso de una amplia gama de técnicas de restauración que se basan en radiaciones de diferentes longitudes de onda de luz. Hacia un lado del espectro electromagnético están los rayos X, de alta energía, que pueden ser usados no solo para ver a través de capas de pigmentos sino también para identificar átomos, un dato crucial para determinar la antigüedad o autenticidad de algunas pinturas.

Hacia el otro extremo está la luz infrarroja, con una longitud de onda más larga de lo que puede ver el ojo humano y menor energía.

Algunas técnicas bien conocidas, como la espectroscopia del sector del infrarrojo cercano y la termografía, utilizan diferentes sectores de este espectro, pero la TQR revela detalles que los otros métodos no pueden detectar.

La técnica se basa en el uso de una luz halógena de baja intensidad y una cámara que puede captar algunas de las longitudes de onda intermedias del infrarrojo, entre tres y cinco millonésimas de metro.

Un estudio similar de frescos en la capilla Theodelinda en el Duomo de Monza, cerca de Milán, en el norte de Italia, mostró claramente que la TQR permite un nuevo nivel de profundidad. "Nuestro sistema identifica fácilmente restauraciones anteriores, en las que por ejemplo se han vuelto a pintar algunas decoraciones", dijo Claudia Daffara, de la Universidad de Verona, autora principal del estudio.

Sin embargo, Dario Ambrosini, de la Universidad de L'Aquila, señaló que es necesario perfeccionar el método para que sea posible identificar los distintos pigmentos, en lugar de simplemente mostrar que fueron utilizadas técnicas o pigmentos diversos. "Identificar la composición química de los pigmentos es importante para determinar cuál es la mejor forma de proteger y restaurar obras de arte".

Ambrosini también señaló que la TQR podría tener aplicaciones más allá del mundo del arte. "Debería funcionar siempre que se quiera identificar diferentes superficies y materiales".

Fuente:

Renato Picerno
Comunicación
Museo Interactivo de Ciencia


Cuando el arte cobra vida, vence la prueba del tiempo.


***Tomado del original escrito por BBC Mundo



Investigadores descubrieron que un grupo de pinturas prehistóricas en el occidente de Australia mantienen la intensidad de sus colores porque están, literalmente, vivas. Algunas pinturas rupestres van perdiendo sus colores después de cientos de años. Pero las "pinturas de Bradshaw" siguen con sus colores brillantes después de al menos 40.000 años.

Jack Pettigrew de la Universidad de Queensland en Australia mostró que las pinturas fueron colonizadas por bacterias y hongos multicolores. Esas "biopelículas" pueden explicar las dificultades experimentadas anteriormente al intentar establecer la fecha en que se llevaron a cabo.

Caníbales
El profesor Pettigrew y sus colegas estudiaron 80 de las pinturas rupestres de Bradshaw, nombradas en honor del naturalista del siglo XIX que primero las identificó. El equipo se refiere al fenómeno como "pigmentos vivientes". "Es una metáfora para explicar que los pigmentos de la pintura original han sido reemplazados por microorganismos pigmentados", aseguró Pettigrew a a la BBC.

Sucesivas generaciones de hongos han canibalizado a sus antecesores, reteniendo siempre los patrones que originalmente dibujaron los habitantes prehistóricos de esas cuevas australianas. Se cree que los actuales hongos son descendientes directos de los microorganismos que hace 40.000 años se asentaron en las pinturas de Bradshaw.

No se conoce cuál es la especie exacta de hongos que son responsables de los brillantes colores de las pinturas. El profesor Pettigrew dijo que las duras condiciones climáticas de la calurosa región de Kimberley, en donde se encuentran las pinturas, podrían dificultar nuevas investigaciones.

Fuente:

Renato Picerno
Comunicación
Museo Interactivo de Ciencia