Una de las noches más divertidas y enriquecedoras, para un
grupo de estudiantes de la Escuela Superior Politécnica del Ejército y el
equipo de mediación del MIC, fue “Una Noche en el Museo”.
Alrededor de las 5 de la tarde del 18 de mayo, un grupo de
estudiantes universitarios empezaró a llegar al Museo Interactivo de Ciencia,
muchos evidenciaban su emoción por participar en un evento que podría
recordarles el título de una película hollywoodense, pero la mayoría con mucha
incertidumbre por lo que vendría en las
próximas horas… Una Noche en el MIC.
Una figura fantasmal fue la primera en aparecer en la noche,
un alma que vaga por los telares de la fábrica La Industrial y que conoce los
secretos del barrio, sus historias y leyendas. Ella nos contó cómo era el MIC y
el barrio hace muchos años. Si alguien dijo que no se asustó (los invitados o
los mediadores), mintió. La impresión fue tan grande que seguramente todos
recordaremos la imagen de esa mujer vestida de negro que rememoró un poco del
tradicional barrio de Chimbacalle.
Apenas habían pasado las 10 de la noche cuando tres grupos,
organizados casi al azar mediante un juego realizado por los mediadores,
empezaron a correr entre las exposiciones del MIC,buscando pistas que
los llevarían a otro lugar y que los retaría física o mentalmente.
Los chicos corrían de un extremo al otro del Museo,
topándose con personajes históricos: Galileo, por ejemplo, trataba de
explicarles cosas y ayudarles a resolver sus pistas. Aunque un ser extraño,
parecido a un arlequín, los seguía haciendo sonar platillos y cascabeles para
recordarles que el tiempo se terminaba. Un fantasma, un mecánico, un poeta,
entre otros, también formaron parte de la noche. Un experiencia que avivó los lazos
de amistad de todos.
Aunque un grupo logró descifrar primero sus pistas, todos se
sintieron ganadores. Todos, ya en la madrugada, compartieron sus sentimientos y un
común denominador fue “la forma diferente de conocer”, pues al final, todos,
aunque sea muy pequeño, aprendieron algo nuevo, demostrando que en el MIC la
ciencia es simplemente divertida.
Al momento de dormir, muchos, entre los cuales me incluyo,
estábamos un poco preocupados por ¿qué pasará? Las historias de fantasmas, de
apariciones, de sonidos extraños en el MIC, son muy comunes. Por ello decidimos
dormir en la Sala Guaguas. Además de ser la más cómoda era la más alejada del
centro neurálgico de las apariciones… nadie pensó que no sería el miedo o un
fantasma el que no nos dejaría dormir… fue el gallo del MIC quien desde las 3
de la madrugada empezó a cantar para recordarnos que el día ya se acerca y que las
labores diarias deben comenzar, lo malo es que el gallo no sabía (o quizá sí
pero poco le importó) que apenas a las 2 de la madrugada logramos conciliar el
sueño. Finalmente la experiencia fue inigualable.
Gracias a todos los que participaron en esta noche
inolvidable, en el MIC.
Jorge Godoy
Comunicador MIC
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