Artículo traducido, publicado por Rachel Ehrenberg,
el 23 de enero de 2013
Científicos almacenan y luego recuperan 750 KB de datos en un ADN.
Pronto grandes datos podrían ser
almacenados en un paquete muy pequeño: el ADN. Un equipo de científicos ha
demostrado que el almacenamiento de información en un ADN sintético podría ser
una aproximación viable para gestionar datos a largo plazo, dejando de a un
lado la cinta magnética preferida por los archiveros en la actualidad.
El trabajo, publicado en línea el 23 de
enero, en la revista Nature, se basa en tecnologías que probablemente sean
más rápidas y más baratas, dice el biólogo e ingeniero Drew Endy, de la
Universidad de Stanford, quien no participó en este trabajo.
A diferencia de los tocadiscos, que solo
sirven para reproducir música codificada en los discos de vinilo, ahora en
desuso, las máquinas que producen y leen ADN encuentran usos a través de la
ciencia. "Los seres humanos nunca van a dejar de preocuparse por el
ADN", dijo Endy. El ADN es también compacto, ligero y potencialmente puede
mantener información intacta durante miles de años, si se la almacena en un
ambiente oscuro y fresco.
Para ilustrar esta técnica, el equipo de
investigación almacenó cinco archivos —en total alrededor de 750 kilobytes de
datos— en un ADN: todos los 154 sonetos de Shakespeare (un archivo de texto);
un artículo clásico de Watson y Crick de 1953, que describe la estructura del
ADN (en formato PDF); una fotografía a color (en formato JPEG); y un extracto
de 26 segundos del discurso de Martin Luther King en 1963 Tengo un sueño (en
formato mp3).
Este nuevo informe llega justo después de
una investigación similar publicada en agosto pasado en la revista Science. Los
nuevos proyectos de investigación dicen que, si los costos de hacer ADN siguen
a la baja, este aporte podría ser económico para almacenamiento a largo plazo
en tan solo 10 años. "Es realmente emocionante", dice Endy.
Dirigido por Nick Goldman, investigadores
del Instituto Europeo de Bioinformática en Inglaterra, comenzaron por la
conversión de los cinco archivos en retazos (técnicamente, "trits" —utilizando
un código de tripletes que comprende cero, uno y dos—. Luego tradujeron
dicho código en uno formado por los vocablos As, Cs, Gs y Ts, las
"letras" del ADN. Así TAGAT sustituye a la "T" que
inicia la segunda línea del soneto 18 de Shakespeare: "tú eres más hermoso
y más templado". El equipo también incorporó una forma de indexar los datos —una especie de versión ADN del Sistema
Decimal Dewey— y un código de corrección de errores para mantener los datos
intactos.
Luego, los investigadores enviaron su
código a la de instrumentación Agilent Technologies en Santa Clara, California.
Allí científicos leyeron el código y lo utilizaron para construir millones y
millones de moléculas de ADN, las cuales fueron enviadas de regreso a los
investigadores vía FedEx en un tubo de ensayo dentro de un caja de cartón.
Cuando el tubo de ensayo, aproximadamente
del tamaño de un dedo meñique, llegó, Goldman y sus colegas secuenciaron el
ADN, de la misma forma como los investigadores leyeron el ADN de los
organismos, para reconstruir los archivos originales. La traducción a
partir de los datos de ADN estuvo libre de errores, dice Goldman.
Este trabajo es probable que no reemplace a
las memorias USB en el corto plazo. Pero en la siguiente década, se podría
almacenar información que se necesita dure al menos 50 años, tal como los
registros del gobierno o los textos de las bibliotecas. “Y quién sabe a
dónde irá esto”, se pregunta Goldman. “Tal vez”, dice, "cuando la
nube succione cosas de su equipo, será para almacenarlas en forma de ADN”.
Gustavo Benavides
Museología
Museo Interactivo de Ciencia
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