El tejido puede usarse para agudizar
nuestro razonamiento
En la actualidad, las técnicas educativas
van retomando formas y procedimientos antiguos de la cotidianidad que para
muchos incluso serían no convencionales, tejer es una de ellas. Es normal
imaginar a una anciana sentada en un sofá tejiendo, pues generalmente se asocia
esta encantadora actividad con las abuelitas, sin embargo, hay un número progresivo
de personas que está retomando este pasatiempo mientras ejercitan sus
habilidades cognitivas.
Sarah-Marie Belcastro, es una mujer que
utiliza el tejido para explorar las nociones matemáticas que forman parte de la
cotidianidad.
Belcastro comenzó a utilizar esta técnica
cuando estaba en la universidad. Comenta, que cuando era niña solía tejer y
pensar con mayor cuidado para seguir un patrón sin cometer errores, pues es
zurda. Un objeto complicado, tejido por ella puede parecer para cualquier
persona, un sombrero aplastado, pero un matemático reconocería de inmediato que
en realidad es una "superficie sin orientación del género 5".
Convertir una curva suave en un tejido es
un problema matemático porque uno tiene que determinar en qué lugar de la
curvatura hay que hacer cambios sutiles para que la curva sea lo más delicada
posible", afirma Belcastro.
Existen otros aficionados a esta actividad
que le dan la misma orientación. Expertos como, Pat Ashforth y Steve Plummer, usan
el tejido para enseñar matemáticas. Ellos afirman que el razonamiento que hay
que hacer para transformar un concepto matemático en un patrón y luego en un
objeto tejido nos ayuda a entender mejor esa forma, idea u objeto. Además, "transformar
una idea o un objeto en un patrón de tejido es un problema matemático en sí
mismo".
Otras formas de tejer
Charmione Lloyd también es una experta a
favor de esta actividad, la diferencia es que ella no usa lana sino alambres
Esta mujer usa agujas muy finas para tejer
brazaletes con hilos metálicos de medio milímetro. No muchos artesanos trabajan
con cables metálicos porque este material requiere más esfuerzo que la lana y
provoca dolor en los dedos.
Lloyd afirma que tejer es un arte que está
experimentando una suerte de renacimiento. Y gracias a ello se han formado numerosos
grupos en distintas ciudades de Reino Unido que se reunen periódicamente. El
primer grupo fue establecido por la
neoyorquina Debbie Stoller.
Tejer es una actividad para todos
Como pasatiempo, señala Stoller, se ajusta
mucho mejor a la vida contemporánea de lo que muchos se imaginan. Además, Stoller cree que se trata de una
acción feminista, una visión que no todos comparten.
"Si digo que me interesa el fútbol,
nadie tiene un problema con eso, pero cuando digo tejer, muchos me miran con
menosprecio", afirma Stoller cree firmemente en la importancia
de apoderarse del tejido y otras artes manuales por la misma razón por la cual
las feministas de los años 60 y 70 las rechazaron: el vínculo histórico de las
mujeres con esta clase de labores.
Estas feministas buscaron forjarse una
nueva identidad marcando distancia con estas tradiciones. Pero, argumenta Stoller, esto nos hizo
olvidar que tejer era una tarea difícil que cumplía un papel social
determinado.
Para Stoller, lo más importante es que esta
gente -hombres y mujeres, jóvenes y viejos- se han volcado a tejer y han
descubierto lo que pueden hacer con ello.
Muchas mujeres se han unido a la causa de
Stoller. Se estima que en el mundo hay unos 1.300 grupos de personas que se
reúnen para tejer.
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