Chimbacalle es uno de los barrios históricos de la ciudad
como consecuencia de la gran actividad comercial e industrial que se desarrolló
a inicios del siglo XX.
Los telares de la Fabrica La Industrial ahora forman parte del Museo de Sitio del MIC. |
A partir de la construcción del ferrocarril, que según
los historiadores fue un sueño tanto de García Moreno como de Eloy Alfaro, y su
puesta en marcha, se logró gran desarrollo del sector y de la ciudad en
general. Este medio de transporte en esa época se convirtió en símbolo de
unidad nacional. La gran afluencia de personas promovió la creación de muchos
otros negocios a sus alrededores como hoteles y restaurantes, que ofrecían
comida típica quiteña.
El nombre original de este barrio en
época prehispánica era Pillcokancha, que hace referencia a un espacio abierto
donde se realizaban ofrendas indígenas. Más tarde, con la colonización, cambió
a San Juan de Machángara, hasta que, finalmente, en la época de la república,
el sector recibió el nombre de su camino principal: Chimbacalle, que significa
“calle de en frente”, debido a que por ahí pasaba la ruta principal de acceso a
Quito.
Más tarde, y por la cercanía del
ferrocarril y las facilidades que ofrecía para el transporte de mercancía se
crearon también varias fábricas entre las más famosas las textileras llamadas
La Industrial y la Internacional. Según el escritor quiteño Alfonso Murriagui
“Chimbacalle ha sido el hogar inicial de la clase obrera quiteña debido a los
trabajadores tanto de las fábricas ahí ubicadas como los del ferrocarril”,
convirtieron al barrio en una mezcla entre industrial y residencial.
Chimbacalle, entonces, llegó a ser un
barrio totalmente popular, que tuvo gran crecimiento demográfico de la clase
obrera e indígena. Un lugar que encierra gran parte de la historia de Quito, en
su calles, y sus construcciones antiguas hoy recuperadas como es el caso de la
fábrica textil La Industrial donde hoy se asienta el Museo Interactivo de
Ciencia.
Parte esencial del Museo, que es un
esfuerzo para recuperar la memoria histórica del sector, es el Museo de Sitio.
Aquí, en una mezcla de luces, sonidos y
las máquinas que formaban parte de la extinta fábrica, los visitantes
pueden vivir por un momento cómo era la vida fabril de Quito de mediados del
siglo pasado.
El objetivo principal de esta
exposición multisensorial es observar cada detalle de los vestigios originales
de la fábrica textil, para revivir, la historia de la textilera desde sus
inicios, el apogeo y cierre de la empresa, debido a los bajos costos que
ofrecía la industria colombiana. De este modo, la sala nos genera muchas
sensaciones, al tiempo que nos cuenta parte de la tradición quiteña.
Es así como, el MIC crea experiencias
únicas en los visitantes, no solo por los espacios de diversión e interacción
que ofrece, sino también por el referente histórico expuesto en el museo de sitio.
Lucía Pilataxi
Comunicación
MIC
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