Hace pocos días recordamos un aniversario más de
una de las gestas libertarias más importantes en la historia de nuestro país:
la batalla de Pichincha. Desde aquel entonces se fue configurando una nueva
nación que hoy conocemos como República del Ecuador. Lamentablemente, pocos
reflexionan sobre el costo que implica alcanzar la tan ansiada libertad. Así
como esta batalla, a lo largo de la historia la humanidad ha sido testigo de
varias guerras y enfrentamientos. El saldo es siempre desolador, pues siempre está
presente el sacrificio y la destrucción de la especie humana.
En esta ocasión presentamos una perspectiva
científica de las consecuencias que padecen quienes sobreviven a estos acontecimientos
bélicos.
EL ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
Las personas que experimentan un evento traumático,
a menudo suelen desarrollar un tipo específico de patología clínica conocida
como Síndrome de Estrés Postraumático que frecuentemente está
asociada a una serie de trastornos con una fuerte incidencia negativa en varios
aspectos de la vida cotidiana de quienes lo padecen.
Historia
La guerra constituye un hecho traumático para la
sociedad en general, pero particularmente para sus participantes más directos,
es decir, los soldados. Deja secuelas y consecuencias difícilmente predecibles.
La reinserción en la sociedad luego de una guerra requiere considerables
modificaciones en los hábitos y actitudes de los ex-soldados, sobre todo
aquellos que resultan más expuestos a las secuelas (tanto físicas como psicológicas)
derivadas de un evento traumático de esta magnitud.
Las manifestaciones clínicas del Trastorno por
Estrés Postraumático (TEPT), particularmente las vinculadas a la devastación
emocional causada por guerras y desastres naturales, han sido descritas desde
tiempo inmemorial. Se considera al célebre papiro egipcio Kunyus, de
aproximadamente 1900 años A.C., como el primer documento que informa de la
respuesta de grupos humanos a eventos traumáticos en este caso feroces
inundaciones causadas por crecidas del Nilo. En el siglo XVIII, la famosa Épica
de Gilgamesh, ambientada 3000 años A.C., relata el sufrimiento de un héroe
mesopotamio luego de la muerte de su hijo en una acción de guerra. En 1860,
Erichsen describió una serie de problemas psicológicos en trabajadores de los
nacientes ferrocarriles británicos, víctimas de serios accidentes laborales.
El primer autor que acuñó el término "neurosis
traumática" fue Oppenheim hacia finales del siglo XIX. La
"histeria" descrita por Charcot y Janet en la misma época, y las
"neurosis" estudiadas por Freud en las primeras décadas del siglo XX
tienen en común su origen "traumático"; esto es, una adscripción
patogénica a hechos de profunda significación personal en la biografía del
paciente. En la historia militar, el síndrome del "corazón irritable"
ya hacía sospechar a los clínicos de entonces la fuerte base psicogénica de las
manifestaciones observadas. Finalmente, la "neurosis traumática"
descrita por Kardiner y el "síndrome de Vietnam" confirmaron la
impresión de que no sólo cada guerra genera sus rótulos diagnósticos, sino que
tal experiencia, considerada como la más traumante de todas las acciones
humanas da lugar a un conjunto de síntomas sorprendentemente similares.
La guerra es pues, el evento traumático más severo,
el acto de mayor violencia en gran escala generado por la raza humana. Esto
hace que dentro de la llamada psiquiatría militar el estudio del TEPT haya
avanzado gracias a trabajos de investigación en veteranos de las dos guerras
mundiales, la guerra de Corea y el conflicto de Vietnam.
Entre el final de la segunda guerra mundial y el
año 1990 se contaron 127 guerras y un total de 21,8 millones de muertos como
consecuencia. Desde entonces a la fecha estas cifras probablemente se han
duplicado. El índice de muertes de civiles en conflictos armados se elevó de 5
% en 1950 a 84 % hacia finales de la década pasada. Entre 1990 y 1993, el
número de refugiados y de "desplazados internos" subió de 30 a 43
millones, y en el momento actual se estima en cerca de 60 millones de personas.
Si a ello se unen factores tales como pobreza, fragmentación social,
desnutrición y enfermedades infecciosas, la acumulación sostenida de traumas
desafía todo intento de descripción o aprehensión. El TEPT es a la vez una y la
suma de todas las consecuencias de esta catástrofe colectiva.
Definiciones y estadísticas
El término TEPT engloba dos aspectos bien
definidos: por una parte una respuesta de estrés que naturalmente es
patológica, y por otra el trauma. Frente a un estresor el organismo responderá
buscando la adaptación y el equilibrio (homeostasis). El estresor puede ser
físico o psicológico y la respuesta puede resultar adaptativa (eustrés) o
patológica (distrés). Por otra parte, la respuesta de estrés de los pacientes
con TEPT no corresponde a una exageración de la respuesta normal de estrés,
sino que incluye diversos indicadores biológicos que permiten caracterizar e
individualizar la respuesta específica de este cuadro clínico.
En el TEPT lo central es el trauma psíquico; es
decir, el impacto emocional de un determinado suceso capaz de provocar una
serie de manifestaciones físicas y psicológicas. El acontecimiento traumático
ha sido definido por la Asociación Psiquiátrica Americana como aquella situación
psicológicamente estresante que sobrepasa el repertorio de las experiencias
habituales de la vida que afectará
prácticamente a todas las personas y que provocará un intenso miedo, terror y
desesperanza, con una seria amenaza para la vida o la integridad física
personal o de un tercero. En este sentido el trauma se vincula directamente con
los desastres.
El impacto de un trauma puede durar desde algunos
segundos hasta horas, días o meses; puede ocurrir en forma única o reiterada
podrá tener consecuencias físicas, psicológicas y sociales tanto a nivel
individual como colectivo y pueden originar diversas manifestaciones clínicas
que van desde síntomas emocionales aislados hasta un cuadro psicótico. Las
diferentes respuestas psicológicas estarán en función del significado que
adquiera el hecho traumático, lo que dependerá de la interacción entre el tipo
e intensidad del acontecimiento traumático, la biografía del sujeto, los
factores biológicos y el contexto social.
Debido al creciente aumento de la exposición de la
población civil, y ya no sólo de los soldados, a hechos traumáticos, tanto para
adultos como para niños y teniendo en consideración el enorme impacto personal
y social que estas situaciones provocan es que se ha producido gran interés por
el tema del TEPT en ámbitos médicos y de salud mental, en los medios de
comunicación y en la población.
Debe tenerse en cuenta que no es fácil que un
sujeto refiera espontáneamente un acontecimiento traumático y además que muchos
médicos no quieren escuchar los detalles que implica el relato de horrendos
hechos traumáticos. Esto se traduce en que la entrevista clínica, en ocasiones,
no permitirá contar con la información suficiente acerca del trauma. Cuando el
motivo de consulta hace más evidente el hecho traumático, sea por las lesiones
físicas que pudiera haber sufrido el paciente o bien por el estado de shock
emocional que presupone un desencadenante psicológico, para el clínico será más
fácil el abordaje y la identificación de la situación traumática y sus consecuencias.
Además conviene recordar que los pacientes no siempre establecen la posible
relación entre el trauma vivido y la presencia de diversos síntomas. Pero lo
más importante es considerar que ante una situación traumática una minoría de
sujetos tendrá síntomas de un TEPT.
Conclusiones
Los esfuerzos de diversos autores a lo largo de la
historia antigua y reciente han permitido identificar los elementos clínicos
característicos del TEPT y ampliar la población que puede presentar este
cuadro, desde los combatientes hasta la población civil de cualquier edad.
También se ha progresado en el estudio de la epidemiología, de los factores de
riesgo, del curso clínico y de la comorbilidad, lo que junto con los avances en
las bases neurobiológicas y en la terapia, nos permiten hoy en día abordar esta
patología- que constituye un problema de salud pública- con mejores
herramientas para así intentar reducir el sufrimiento de un sinnúmero de
pacientes víctimas de acontecimientos traumáticos en los más diversos lugares
del mundo.
Sociedad de Neurología, Psiquiatría y
Neurocirugía; Revista chilena de neuro-psiquiatría, Trastorno por estrés postraumático: estudios en veteranos de guerra
norteamericanos y su relevancia para América Latina, Renato Alarcón, Escuela de Medicina,
Universidad de Emory, nov. 2002
Sociedad de Neurología, Psiquiatría
y Neurocirugía; Revista chilena de neuro-psiquiatría, Trastorno por estrés postraumático: aspectos
clínicos, César
Carvajal, nov. 2002
Centro Interamericano de Investigaciones
Psicológicas y Ciencias Afines; Revista Interdisciplinaria, Neuroticismo, extraversión y estilo atribucional en veteranos de guerra:
una aproximación desde el estrés postraumático, Alejandro Enrique, ago./dic. 2004
Renato Picerno
Comunicación
Museo Interactivo de Ciencia
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