Del mismo modo que no sería razonable pedirle
a un bebé de seis meses que hable,
tampoco lo es pedirle a un pequeño de tres años
que tenga una fuerte capacidad de controlar impulsos y tolerar las
frustraciones. Aún está aprendiendo, y es un aprendizaje que necesita tiempo de
maduración. Si no les exigimos nunca, los niños se
debilitan y pierden oportunidades de crecimiento y desarrollo. Si les exigimos
de más, exageradamente, los enfrentamos a una experiencia frustrante.
Si bien es necesario exigir a los niños, hay
que saber hacerlo de tal forma que sea una exigencia saludable. Eso lo logramos
cuando somos capaces de pedirles algo
que pueden lograr con un esfuerzo razonable. Cuando los niños están en una edad en la cual
es normal que los conflictos abunden ya que son oposicionistas, testarudos y
muy curiosos, tenemos que saber elegir las batallas, para poder focalizar bien
las energías y no desgastarnos inútilmente.
Los berrinches no son beneficiosos para
nadie. Para el niño son una desagradable experiencia de descontrol, y para los
padres una situación perturbadora. Sin embargo, existen algunas medidas y
precauciones que ayudan a evitar los conflictos innecesarios, capaces de
generar una explosión emocional indeseada.
Tips
saludables
1. Es conveniente no enfrentar al niño
a frustraciones cuando está cansado o molesto. En esos casos lo prioritario es
que descanse y recupere el bienestar antes de hacerle planteos conflictivos.
2. Cuando hay que hacer algo que
sabemos que no les gusta, pero que viene acompañado de algo que sí les gusta,
lo mejor es utilizar un tono entusiasta al plantearles lo que se hará. Es
decir, poner el acento en lo que les agrada ¡Vamos a pasear!
3. Ofrecerles opciones cuando sea posible
permite distraerlos y darles una ilusión de control que no tendrían si
simplemente les damos una orden. Mejor que recordarles que hay que irse a bañar
puede ser plantearles: ¿Quieres bañarte antes o después de comer?
4. En estos primeros años aún son muy
dependientes de la fuerza de los estímulos, por lo que todavía es posible
distraerlos y cambiarles el foco de atención de lo que “no se puede” a algo que
“sí se puede”.
5. Es buena práctica pensar antes de
cada “no” que vayamos a decir. ¿Es realmente necesario o importante oponerme a
esto? ¿O es un detalle menor por el que no vale la pena un conflicto? Hay
muchos detalles que no tienen tanta importancia como para provocar un episodio
de estrés.
Parece
fácil pero no lo es
No es raro que las personas que han pasado
por la experiencia de criar hijos tengan una visión muy simplista y reducida de
lo que significa. Los padres descubren durante la crianza que no podemos hacer
de nuestro hijo lo que queremos porque él tiene ya su manera de ser, sus gustos
y sus ganas de ser él mismo. Se debe aprender que los niños no son perfectos.
En mayor o menor medida, todos pasaremos por la experiencia de que nuestro hijo
no deje dormir a nuestros vecinos, que haga algún comentario indiscreto frente
a la maestra o que tenga un berrinche justo cuando hay visitas.
Es necesario estar preparados para
situaciones en las cuales parte del problema es el comportamiento del niño, y
la otra parte es la mirada de los demás sobre éste. La manera de tolerar esta
situación depende en buena medida de nuestra manera de ser y de la seguridad en
nosotros mismos. Pero también depende del grado de convencimiento en lo que
estamos haciendo.
Cuando pasen por una situación siempre
recuerden que ustedes deben ser los jueces principales de su rol como madre o
padre. Ustedes son los que saben cómo es la situación en toda su complejidad,
mientras que los que ven de afuera sólo conocen una pequeñísima parte. No le
confieran a nadie el derecho de juzgarlos livianamente ni se dejan afectar por
ello.
Una salida
lo más elegante posible
Habrá personas que son capaces de tolerar la
mirada crítica de los desconocidos, pero no la de sus suegros. Otras que
sienten mucha necesidad de que otros las validen en su rol como madres o
padres. Conocerse a uno mismo es necesario para ser más libres.
Si es necesario abrazar al niño para que se
calme, lo haremos aunque los demás no estén de acuerdo o no entiendan. Si es
necesario podemos dejarlos patalear unos minutos aunque esos minutos se vuelvan
los más largos de nuestra vida. El mensaje que recibirá el niño en este caso
será muy formativo, ya que le hablará de la firmeza y la seguridad del padre o la madre, a quien el berrinche estaba
dedicado.
Hay situaciones en las cuales no es posible o
adecuado quedarse si el niño hace un berrinche, en esos casos lo conveniente es
tomar al niño con firmeza y sin violencia y llevarlo a un lugar privado en el
cual puedan resolver la situación más adecuadamente. Allí se podrá esperar a
que el berrinche pase, que el niño recupere su capacidad de pensar y
expresarse. Una vez recompuestos se podrá volver al público con la seguridad
que da el haber sabido resolver una situación conflictiva de la mejor manera.
Modelos
reales
La rabia y el enojo son emociones normales,
deseables y esperables. No sentirlos cuando nos atacan o nos frustramos indica
una apatía emocional severa o una gran represión de las emociones. Un buen
modelo de referencia para los más chicos no es un padre que no se enoja nunca
sino aquel que sabe poner en juego recursos que le permiten expresarse de forma
inteligente. Para ser un buen ejemplo es necesario demostrar coherencia y
consistencia en nuestro accionar, mantener una actitud de autocontrol dentro y
fuera de casa. Una buena prédica hogareña se echará a perder si nos ven
descontrolados en el tránsito, el fútbol o hablando de política.
Existen berrinches verdaderos e involuntarios
que son el resultado de la inmadurez cerebral, donde el niño es inundado por
una emoción de tal magnitud que no puede controlar. Pero hay otro tipo de
berrinches, los que debemos erradicar, que tienen que ver con el capricho y la
manipulación. Frente a estos berrinches-capricho la mejor reacción es
ignorarlas, para que el niño no aprenda que llorando y pataleando consigue lo
que quiere. Si estamos seguros de que el niño no corre peligro, lo mejor es
continuar con lo que se estaba haciendo, como si no pasara nada.
Fuente:
Departamento
Psicopedagógico del Colegio Ovide Decroly-Los Fresnos A.C, “Siendo padres en fresnos - Detalles que hacen
la diferencia”, 01 de mayo de 2013, Volumen 1, nº 6, México.
Renato Picerno
Comunicación
Museo Interactivo de Ciencia
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