La plasticidad neuronal es la capacidad del cerebro de cambiar
la estructura y función de sus neuronas como consecuencia de la interacción con el medio. Cada individuo puede alcanzar lo mejor de sí mismo en su
contexto evolutivo. No es necesario ser Da Vinci o Einstein, cada cerebro es único y genial. Punset señala que la genética no basta para explicar el comportamiento humano pues depende de condiciones externas.
El
tamaño del cerebro varía de acuerdo a las prácticas y
entrenamientos cerebrales, inclusive si dichos ejercicios son solamente
imaginados y no ejecutados. Dicho descubrimiento es sumamente importante
en la educación, ya que mediante la estimulación externa pertinente y el
entrenamiento cerebral adecuado se pueden transformar y optimizar las
funciones cognitivas del cerebro, y también a través de la simulación o
experimentación mental de aquel aprendizaje es posible lograr
iguales resultados
con un grado similar de validez. Resultan útiles la
realización de ciertos ejercicios como
los puzles complejos, los videojuegos de simulación y los videojuegos
educativos que optimizan nuestras habilidades cognitivas.
La "Neuroplasticidad" son los cambios físicos que suceden en el cerebro mientras nos
adaptamos a nuestro entorno. Cada día, las neuronas y las conexiones entre
ellas cambian para codificar información. Al verse influenciada esta
plasticidad con las actividades apropiadas, es posible entrenar nuestro cerebro
para que funcione mejor.
Hasta hace no muchos años, no sabíamos
si era posible mejorar las habilidades cognitivas en un cerebro maduro. Investigadores
británicos llevaron a cabo un estudio comparativo entre los cerebros de taxistas londinenses
con otros de personas de la misma edad. Fue sorprendente. El ejercicio mental
contribuía a la activación de aquellas áreas cerebrales comprometidas en la
representación del mapa espacial de la gran ciudad y se desempeñaban más
eficientemente los taxistas que el grupo testigo. Pero tal vez lo
realmente sorprendente, fue que además dicha tarea tuviera repercusiones en la
estructura del cerebro. Mediante estudios de resonancia magnética se pudo ver
que el hipocampo, implicado en la memoria espacial, aumentó de tamaño en
el cerebro de los taxistas. Y según tuvieran más años de profesión, mayor
era el aumento.
Otros estudios realizados con personas
entre 55 y 80 años revelaron que el entrenamiento físico, como
caminar cuarenta minutos tres veces por semana durante un año, también mostraba
el aumento del tamaño el hipocampo. Si el entrenamiento físico tiene
consecuencias sobre las áreas cerebrales de la memoria en personas tan mayores,
será viable potenciar la memoria en dichas personas con los procedimientos
adecuados, lo que nos lleva a reflexionar que si en personas tan mayores se
pueden lograr cambios, cuánto más podemos lograr para mejorar las habilidades
de los niños.
Renato Picerno
Comunicación
Museo Interactivo de Ciencia
Fuentes:
http://bit.ly/13Xom0Q
Punset, Eduardo, Excusas para
no pensar, Destino, 2011.
Gracias Museo Interactivo de Ciencias por compartir datos tan importantes e interesantes con nosotros. Este es un artículo muy bien redactado y llamativo. Gracias :)
ResponderEliminar