Artículo
traducido del original publicado por Mihai Andrei
el 8 de marzo de 2013
Desde la antigua Grecia, la gente estaba
desconcertada por el hecho de que, al parecer, los hipopótamos sudaban sangre;
esta creencia se propagó por más de un milenio.
Ahora, sabemos que la sustancia roja y
espesa que exuda de las glándulas por toda su piel es una de las técnicas más
ingeniosas de supervivencia que tiene el hipopótamo. El asunto es que los
hipopótamos son animales muy dependientes de la rutina: pasan la mayor parte de
la noche comiendo tanto como puedan, y cuando amanece se retiran a descansar en
el agua y pasan sus días descansando y haciendo digestión. Por supuesto, cuando
quieres tu día de descanso para relajarte y hacer digestión, el sol es un gran
enemigo, por tanto necesitas algún tipo de protección para los rayos
ultravioleta. Pero algo como el pelaje no es la mejor opción cuando pasas mucho
tiempo en el agua, por lo que los hipopótamos cuentan con algo más: una
secreción anti-ultravioleta, la cual es incolora al principio, luego roja, y
finalmente de color marrón conforme el pigmento se polimeriza.
Hay dos pigmentos diferentes que actúan
como filtro solar, pero uno de ellos en realidad es un antibiótico muy eficaz.
En concentraciones incluso inferiores a las que se encuentran en la piel del
hipopótamo, puede inhibir el crecimiento de dos tipos de bacterias patógenas
–esto es particularmente bueno, ya que los hipopótamos luchan y a menudo se
causan algunas heridas que los hacen propensos a las infecciones.
Renato Picerno
Comunicación
Museo Interactivo de Ciencia
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